domingo, 2 de diciembre de 2012
UNA PLAYA PARA FELLINI. 30 JUNIO 2012
TAMCHY, ORILLA NORTE DEL ISSYK-KÖL, KYRGYZSTAN
Unos kilómetros más adelante está Cholpon Ata, el descartado y anunciado por la Lonely como "Benidorm de Kyrgyzstan". Huyendo de las hordas de turistas (que seguramente no serían tantos) y de los cuerpos bronceados (ídem) y semidesnudos (ídem) para detenernos en un pueblo de una calle con un castillo ecléctico y ultramoderno, incomprensible y abandonado, seguramente capricho lleno de toboganes y lámparas de araña de algún soviético rico...
Esta parada promete más tranquilidad, una guesthouse muy amable con dormitorios a elegir bañados por luz blanca, una familia silenciosa durmiendo tras las cortinas, una letrina en el fondo de un bosque particular, un jardín de ensueño sembrado de cepillos de dientes como una prolongación de la casa.
En la playa, Fellini sería feliz: niños que venden pescado seco, niños que venden algodón dulce rosa y azul, niños que tiran con escopetas a palillos, niños que pasean camellos, niños que rompen cristales a pedradas, niños que pedalean en barcos oxidados, niños que ruedan por la arena dentro de una rueda de plástico, niños que se ríen al verme dibujar, niños que se bañan en flotadores de cisne... y al fondo, un telón de montañas nevadas de cinco mil metros de altura.
Es el Issyk-Köl, el segundo lago de alta montaña más grande del mundo, y está a 1.620 metros de altitud (http://es.wikipedia.org/wiki/Issyk-Kul).
Antes de irnos, una kazaja borracha invade nuestro atardecer en la playa y, rato después, nuestra cena de ensalada mimosa en un restaurante con la camarera más preciosa que habita Asia Central. La borrachita no entiende qué hacemos allí si no hablamos ruso. Nosotros no entendemos qué hemos pedido de postre... pero sí entendemos por qué estamos allí, en Tamchy.
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