ECEABAT, TURQUIA
26 DICIEMBRE 2012
He tenido mucha suerte, o mi olfato me ha orientado muy bien, he tardado menos que un gallo en cantar en saltar en un bus que me lleva allí. Son las 9:40. Abro "El tambor de hojalata" y entiendo por qué ayer me paré sorprendida antes un móvil hecho con muñequitos de palos anudados. Bruno, el enfermero del Oscar con tambor anciano, hace muñequitos con tiras de plastico que recoge compulsivamente por el sanatorio. El resultado para Oscar no es muy bueno... como el móvil de ayer. Pero es tierno.
Después de cuatro horas de viaje por un paisaje algo monotono, entro por una mínima lengua de tierra en la peninsula de Galipolli. Agua a los dos lados y tierra al fondo de los dos lados tambien, planos de montañas azuladas, pinos y bancos destartalados en los margenes de la carretera, raídas banderas de Turquía.
Ecceabat. El hotel Crowded House is a not so crawded place, una habitación para seis con baño para mí sola, y silencio sepulcral en los pasillos.
Ecceabat es como un resort de vacaciones en standby, donde las Pansyon estan cerradas y los turistas han dejado hueco a las gallinas, los perros, las ovejas y los sempiternos gatos, que se preguntan por qué no está esto lleno de turcos en bañador y flotador... si hace veinte grados y sol.
Una familia gitana me invita a su fiesta, que ocurrirá, entiendo por señas, en una hora. Hago fotos a los niños y hablo con ellos con los ojos, porque por las bocas no sale nada aprovechable.
Sigo deambulando, compro queso, veo el atardecer y escucho la música de la boda gitana y desenmaraño el laberinto de calles para regresar a donde ya estuve. Hay boda, hay hoguera, hay música, hay novia envuelta en tules bailando, hay una calle cortada por gente que ríe y celebra, hay cadenetas de bombillas de pared a pared, hay sillas de plastico y niños jugando al futbol con una botella, hay novio vestido de blanco bailando en el centro con los brazos en alto.
El Immam llama al rezo. Se para la música, hay silencio y conversaciones en bajito.
Termina el rezo.
Hay música y hay todo lo demás de nuevo.
Me ceno una sopa de tomate riquísima y un té con un dulce de tres bolas dulces con coco dulce que flotan y se bañan en un almíbar muy dulce. Abro mi libro y leo: "El hecho de que durante la elaboración no pare de tragar morcillas y lentejas recalentadas, confirma mi tesis segun la cual, sin distinción, TODOS LOS SOÑADORES CON TRAGONES". Gunter Grass dit, ¿quién soy yo para contradecirle?
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