domingo, 2 de diciembre de 2012

ESTEPAS A CABALLO. JULIO 2012

INMEDIACIONES DEL SONG-KÖL. KYRGYZSTAN.
En Kochkor contratamos tras negociar un viaje de cuatro días a caballo. No sabíamos que, doce horas después, estaríamos sumergidos en la más pura y absoluta de las nadas y amando a los lomos de los bellos caballos que habrían de ayudarnos a superar barreras impensables de cuatro mil metros de altura.
Un rubio y un moreno, una pelirroja y un rubiales, Erlan nuestro guía, 16 años y alergia al polvo.
Seis horas a lomos de los caballos y atrás íbamos dejando últimos y mínimos y moribundos restos de vida humana. De pronto, Erlan, cuando nuestras columnas apenas se sustentaban ya sobre las sillas, grita: Yurt! Y allí, al fondo del inmenso valle, aparecen las dos yurtas, emanando un humo blanco y denso que promete calor, que promete té y comida caliente.
Una familia alegre que parece haber nacido de las aguas del manantial que suena al fondo nos recibe, juega, ríe, curiosea. Una de las niñas, sentada en mis piernas, mete su dedito en mi ojo azul y pregunta sin preguntar: ¿por qué?, ¿a qué has venido?
De nuevo no sabemos la respuesta... y sí la sabemos.
Dormimos apiñados con más pastores y abrigados bajo la lluvia incesante, en la yurta mejor decorada. La familia duerme aún más apiñada, todos pegaditos, en la otra yurta, la menos linda pero la que sirve de cocina, de la que emana el humo que prometía y no defraudó.
A la mañana siguiente, los caballos nos esperan. Dejamos atrás este "por qué", esta bella familia. Erlan sigue siendo nuestro guía hasta las siguientes paradas, hoy se ríe y confía porque anoche nos enseñó los videojuegos de su móvil y nos reímos con él.
Cuando un águila de las que me gusta soñar cruza mi cielo imaginario y le pregunto: "What's that?", Erlan me contesta "A duck". Pero no, yo sé que es un águila...

Más fotos del viaje en: http://www.flickr.com/photos/gabbibbi/

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